JASP, joven aunque sobradamente preparada. Así podríamos definir a Sandra Bravo, una treintañera que es la artífice de este espectacular vino elaborado en las faldas de la Sierra de Toloño. No proviene de familia relacionada con el mundo del vino, como suele ser habitual, pero su pasión por este mundo le hace estudiar enología y posteriormente se dedica a viajar por diversas partes del mundo, como: Burdeos, Chianti, Malborough, California y Priorat, donde trabaja como enóloga antes de aterrizar en el año 2012 en La Rioja. Su filosofía de trabajo se centra en el trabajo artesanal y poco intervencionista. Los viñedos con los que trabaja están situados a 650 metros de altitud, orientación sur y con cierto carácter atlántico, que hace que sus vinos tengan ese carácter fresco y concentrado. Trabaja con levaduras autóctonas y lo novedoso de su proyecto es la utilización de ánforas para la fermentación del vino ya que, a su juicio, la porosidad de este material ayuda a conseguir el estilo de vino deseado. Este vino está elaborado 100% con tempranillo y permanece 6 meses en barricas de roble francés. De color picota y ribete violáceo. Aroma a fruta roja, fruta madura, fresco, intenso, frambuesas, floral, hierbas de monte. En boca es fresco, frutoso, sabroso, fruta roja, palote de fresa, goloso, equilibrado. Largo y agradable postgusto. Todo un ejemplo de frescura y fruta en una copa. ¡Bravo! Señorita Bravo.
Todo lo relacionado con el mundo del vino. Fotografías. Notas de cata. Elección del tipo de vino para cada ocasión. Novedades y recomendaciones.
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viernes, 22 de abril de 2016
martes, 12 de abril de 2016
El servicio del vino
Cuando vamos a un restaurante, ya sea con motivo de una celebración o por el mero hecho de darnos un capricho, observamos cómo a la hora de servir el vino (sobre todo en aquellos lugares de cierto postín) se le da cierta ceremonia a este ritual. Y lo veo bien, ya que con ello damos cierto respeto, siempre merecido, a tan preciado licor y sobre todo a sus productores, que son los que ponen el alma y otras cosas en realizar verdaderas joyas enológicas. Dicho esto, una vez elegido el vino, que no es cosa fácil debido a la extensa oferta que ofrecen algunos locales, la pelota pasa al tejado del jefe de sala o sumiller. Antes de abrir la botella nos la tendrá que mostrar, para dar el consentimiento de que la botella elegida es la correcta. La deberá abrir en nuestra presencia y para ello, como paso previo, deberá quitar la cápsula por debajo del gollete. El siguiente paso consistirá en introducir el sacacorchos, mejor de dos tiempos o pulltex, sin que en ningún momento perfore el corcho en su totalidad, para evitar que caigan trozos de corcho en la botella. Acto seguido se servirá un poco en una copa y se le dará a probar al comensal para que éste, sin grandes alardes de giros de copas y repeticiones innecesarias de introducción de la nariz en copa, confirme o no de que el vino esté en buenas condiciones. Reitero que esté en buenas condiciones ya que si el vino está correcto en temperatura de servicio y no presenta defectos organolépticos, habrá pasado la prueba para el restaurante. Si el vino no es de nuestro gusto, habremos fallado nosotros. Unas veces se acierta y otras....En cuanto a la temperatura de servicio, no vamos a llevarnos un termómetro al restaurante para comprobar si es correcta, pero bastará con probar y saber si está de nuestro agrado, sino habrá que pedir una cubitera con agua y hielos y tenerlo 9 minutos, en el caso de los tintos. Aun así, yo tengo una regla sencilla para acordarse de las temperaturas de servicio. Partiendo de los 5º para los espumosos y cavas, añadiremos 3º para los vinos blancos ligeros (8º), otros 3º para los blancos con crianza (11º), otros 3º para los tintos ligeros o de maceración carbónica (14º) y otros 3º para el resto de tintos (17º). Hasta aquí todo correcto o por lo menos es lo que todo el mundo sabe. El caballo de batalla viene cuando pedimos una segunda botella que coincide con la primera (misma marca, añada, etc.). Pues lo que tendría que ser un volver a empezar: presentación de la botella, sacar una copa nueva, dar a probar, etc., se convierte en que te abren la botella y sin decir nada te la sirven sobre el vino de la primera botella. ERROR. Que sea el mismo vino y de la misma añada no implica que una botella tenga un defecto y la otra no. ¿Qué ocurre si el primer vino está exquisito y sobre el mismo vierten uno que no reúne las mismas cualidades? Esto lo he constatado en varios restaurantes, el último de ellos de una estrella Michelín. Seguramente, si el vino me lo hubiese servido el sumiller no habría pasado esto, pero tanta culpa tiene el que me lo sirvió como el mismo sumiller, por no haber aleccionado a su personal que, a fin de cuentas, está bajo su tutela. Para muchos, este detalle será baladí, pero al que ama y aprecia el mundo del vino sabrá de lo que le hablo. A ponerse las pilas.
Novedad: Alegre Valgañón 2012
Óscar Alegre y Eva Valgañón son dos jóvenes ingenieros agrícolas que se conocieron estudiando enología en Italia. De aquí les vino la inspiración para elaborar sus propios vinos utilizando los viñedos familiares. Viñedos ubicados en una zona poco conocida de la Rioja, a los pies de los montes Obarenes y más en concreto en Fonzaleche, último pueblo antes de entrar en la meseta norte castellana. Viñedos situados a una altitud cercana a los 600 metros y orientación sureste. La propuesta de este matrimonio es elaborar vinos regionales, vinos de pueblo, que representen todas las subzonas de entre los 15 km. que abarcan sus viñedos. Misma filosofía que los "vi de vila" del priorato. Este vino es fruto del ensamblaje de 75% tempranillo y 25% garnacha que permanece en barricas de roble francés durante 18 meses (no lo parece). De color picota y ribete violáceo. Aroma a fruta roja, frutal, roble cremoso, goloso, complejo. En boca es fresco, frutoso, fruta roja, fresas, arándanos, balsámico, equilibrado. Amplio y largo postgusto. Y como reza en la etiqueta.....sírvase con cariño. Con el mismo que sus elaboradores lo han traído a este mundo. Un vino de disfrute.
miércoles, 6 de abril de 2016
Recomendación: Barbarot 2009
Bárbara Palacios procede de una familia de tradición vinícola en la zona de la Rioja, los Palacios Remondo (su abuelo). Tras estudiar en Burdeos empieza a trabajar en las mejoras zonas del planeta: la propia Burdeos, Napa Valley, Toscana, Australia, Mendoza, Nueva Zelanda, etc. En el año 2005, fruto de las vivencias adquiridas en cada una de las zonas, decide crear su proyecto personal. Para ello retoma los viñedos que adquirió su familia a los pies de los riscos de Bilibio en Haro. Viñedos plantados de tempranillo y cultivos experimentales de Merlot, amparados por la DO de Rioja. Tras unas primeras cosechas, donde el vino se elabora en otra bodega, en el año 2008 crea su propia bodega en Briones. El nombre del vino procede de la contracción de Bárbara, su nombre, y Merlot, uva preferida de esta joven y que dota al vino de mayor sedosidad, redondez y potencial aromático. Este vino es el coupage de 80% tempranillo y 20% merlot que descansa en barrica de 14 a 16 meses. De color picota y borde granate. De capa media-alta. Aroma fruta en sazón, fruta negra, ciruelas, compota, especiado, ebanistería, resinas, complejo. En boca es sabroso, frutoso, roble cremoso, balsámico, fondo de pimiento verde, taninos maduros, equilibrado, aterciopelado. Largo. Un rioja diferente. ¡Grande!.
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