El Treinta Mil Maravedíes es un vino de
comarca, como su propio nombre indica. El maravedí fue una antigua moneda
española con la que, según la historia, don Álvaro de Luna compró el Señorío de
San Martín de Valdeiglesias a los frailes del convento de Santa María (quienes
habían introducido el cultivo de la vid en estas tierras), abonando a éstos la
suma de 30.000 maravedíes. Así consiguen, desde la bodega, que un hecho
histórico conecte los vinos actuales con los que por aquel entonces elaboraban
los monjes. Se trata de un vino producido a partir de cepas de todo el valle,
casi de todos los suelos y orientaciones que conforman las tierras que compró
don Álvaro y que pretende reproducir sensaciones de antaño. Con tal finalidad
mezclan la garnacha y las uvas minoritarias de la zona como la morenillo (uva
de creciente popularidad en la DO Terra Alta, pero poco conocida aún en el
viñedo madrileño) para dar forma a un vino pleno de tipicidad, pero también con
carácter propio. Elaborado con un 90% de garnacha y 10% de otras variedades
como la morenillo, que permanece 8 meses en barricas usadas de roble francés.
De color rubí. Aroma a frutos rojos, frambuesas, grosellas, monte bajo, piel de
mandarina. En boca es frutoso, jugoso, ligero, amplio, taninos finos y cierta
mineralidad. Fácil de beber. Brutal.
Todo lo relacionado con el mundo del vino. Fotografías. Notas de cata. Elección del tipo de vino para cada ocasión. Novedades y recomendaciones.
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viernes, 12 de julio de 2019
Recomendación: Atrepat 2018
El nombre de este vino explica perfectamente
el peligro que corremos al probarlo. Un divertido juego de palabras fruto de la
divertida combinación de trepat (la variedad de uva con la que se elabora) y de
atrapat, que en catalán significa 'atrapado'. Así es justamente cómo se siente
uno al probar este vino joven rebosante de energía y de sensaciones
placenteras. No cabe duda de que las dos vendimias (una temprana para preservar
la acidez y otra en plena madurez para buscar la intensidad de la fruta), así
como la doble vinificación (maceración carbónica y convencional) han dado en el
clavo, conjugando lo mejor de cada una de las opciones. Si a todo esto le
sumamos una viña vieja, altitud y suelo arcillo-calcáreo trabajado bajo
principios ecológicos, resulta sencillo entender por qué este vino te dejará
verdaderamente atrepat. De color rubí y cierto ribete violáceo. De media capa. Aroma
a frutos rojos, frambuesas, fruta ácida, fondo herbáceo, floral de violetas. En
boca es fresco, frutoso, jugoso, cierta acidez refrescante, naranja sanguina. Pura
golosina de fresa. Fácil de beber. Un peligro de vino. Para beber y beber…….
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