Vino de pueblo, como les gusta definirlo a los de Artuke (contracción de Arturo y Kike, la continuación de la saga) procedente de la localidad de Baños de Ebro. Y pies negros, porque se sigue haciendo el pisado de la uva con los pies desnudos. Si a esto le añadimos el protagonismo que le conceden al terruño y su inquietud por una viticultura biodinámica estamos ante un proyecto moderno pero sin perder de vista sus orígenes. De color cereza y borde violáceo. Aroma a fruta madura, floral y con toques minerales. En boca es potente, fresco, frutoso, sedoso y complejo. ¡Un gran vino!
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