Hace
pocos días estuve en una cata de vinos de Bodega Contador dirigida por su enólogo
y fundador Benjamín Romeo y organizada por Bodega Urbana (Bilbao). Son de esas
catas, que todo buen amante del mundo del vino, no debería perderse, tanto por
el ponente, referente a nivel mundial, como por los vinos catados. Qué se puede
decir de Benjamín que no esté ya dicho. Es un hombre campechano, buen amante de
su pueblo (San Vicente de la Sonsierra) y que vive el mundo del vino con una
pasión inusitada. Su vicio, como él mismo confesó, son las viñas y daba gusto
ver cómo se emocionaba al relatar su última adquisición, hace apenas 15 días,
de una viña de 115 años de antigüedad de la variedad garnacha. Hizo un
recorrido desde que dejó su trabajo en Artadi hasta la actualidad y quedó
patente que lo que buscaba en su momento y que sigue siendo su seña de
identidad es la de elaborar vinos exclusivos y personales. Nada queda en manos
de la casualidad. Mima todos los detalles, desde el trabajo en las viñas
pasando por el trabajo en bodega y hasta en la selección de etiquetas y nombre
de los vinos. En cuanto a los vinos catados probamos 2 blancos y tres tintos. El
primer blanco (Macizo 2013) es un proyecto joven que data del 2008 y que está
enclavado en Catalunya. Es un coupage entre la variedad xarelo, que le aporta
acidez y frescura, y garnacha blanca, que le dota de esa estructura que hace
que el vino, tras su paso por barrica durante 8 meses, sea consistente (14,5%).
Pasamos a Predicador blanco 2014, compuesto por garnacha blanca, viura y malvasía,
un vino fresco, untuoso, punto goloso y con notas amieladas que permanece en
barrica el mismo tiempo que el anterior. Para que luego digan que en Rioja no
se hacen buenos blancos. De lo mejorcito del mercado. En cuanto a los tintos,
empezamos por Predicador 2013. Quien quiera conocer cómo se las gasta Benjamín,
este es su tinto más asequible y en el que las notas de frutos rojos y negros,
junto con la madera bien integrada, hacen de este vino el claro exponente de lo
que pretende su creador, que la madera no impere sobre la fruta. El siguiente
tinto, La Cueva del Contador 2013, es el vino con el que Benjamín empezó su
andadura en solitario allá por el 1995. Es por tanto el vino al que le tiene un
cariño especial. En una añada, la 2013, en la que las condiciones meteorológicas
no fueron muy favorables, tuvo que tomar una decisión muy importante y
arriesgada, pero muy fiel con su filosofía de lo que quiere para un vino y fue la
de no sacar, este año, sus buques insignias: Contador, Carmen, etc., y destinar
dicha producción a La Cueva de Contador, con lo que tenemos ante nosotros uno
de los vinos con mejores uvas de las últimas cosechas. Un vino con más potencia
y contundencia y donde la fruta sigue siendo la protagonista. Por último y como
dejándose esperar pudimos probar Contador 2012. Un vino que se mima desde
pequeño, solo 0,5 kg. de uva por cepa, para poder sacar y exprimir lo mejor de
cada vid. Un vino de color rojo picota, limpio y brillante. En nariz es
sublime, muy intensa a fruta roja, frambuesas, fresas, fruta madura, notas especiadas
y balsámicas. Muy fino. En boca es goloso, aterciopelado, fruta roja delicada,
elegante. Largo y agradable postgusto. Un vinazo. Fiel reflejo de lo que su
autor quiere para un vino. En definitiva una grata sesión de cata amenizada por
uno de los gurús del mundo del vino. ¡Todo un verdadero placer Señor Benjamín!
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