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viernes, 18 de diciembre de 2015

Cata con Benjamín Romeo

Hace pocos días estuve en una cata de vinos de Bodega Contador dirigida por su enólogo y fundador Benjamín Romeo y organizada por Bodega Urbana (Bilbao). Son de esas catas, que todo buen amante del mundo del vino, no debería perderse, tanto por el ponente, referente a nivel mundial, como por los vinos catados. Qué se puede decir de Benjamín que no esté ya dicho. Es un hombre campechano, buen amante de su pueblo (San Vicente de la Sonsierra) y que vive el mundo del vino con una pasión inusitada. Su vicio, como él mismo confesó, son las viñas y daba gusto ver cómo se emocionaba al relatar su última adquisición, hace apenas 15 días, de una viña de 115 años de antigüedad de la variedad garnacha. Hizo un recorrido desde que dejó su trabajo en Artadi hasta la actualidad y quedó patente que lo que buscaba en su momento y que sigue siendo su seña de identidad es la de elaborar vinos exclusivos y personales. Nada queda en manos de la casualidad. Mima todos los detalles, desde el trabajo en las viñas pasando por el trabajo en bodega y hasta en la selección de etiquetas y nombre de los vinos. En cuanto a los vinos catados probamos 2 blancos y tres tintos. El primer blanco (Macizo 2013) es un proyecto joven que data del 2008 y que está enclavado en Catalunya. Es un coupage entre la variedad xarelo, que le aporta acidez y frescura, y garnacha blanca, que le dota de esa estructura que hace que el vino, tras su paso por barrica durante 8 meses, sea consistente (14,5%). Pasamos a Predicador blanco 2014, compuesto por garnacha blanca, viura y malvasía, un vino fresco, untuoso, punto goloso y con notas amieladas que permanece en barrica el mismo tiempo que el anterior. Para que luego digan que en Rioja no se hacen buenos blancos. De lo mejorcito del mercado. En cuanto a los tintos, empezamos por Predicador 2013. Quien quiera conocer cómo se las gasta Benjamín, este es su tinto más asequible y en el que las notas de frutos rojos y negros, junto con la madera bien integrada, hacen de este vino el claro exponente de lo que pretende su creador, que la madera no impere sobre la fruta. El siguiente tinto, La Cueva del Contador 2013, es el vino con el que Benjamín empezó su andadura en solitario allá por el 1995. Es por tanto el vino al que le tiene un cariño especial. En una añada, la 2013, en la que las condiciones meteorológicas no fueron muy favorables, tuvo que tomar una decisión muy importante y arriesgada, pero muy fiel con su filosofía de lo que quiere para un vino y fue la de no sacar, este año, sus buques insignias: Contador, Carmen, etc., y destinar dicha producción a La Cueva de Contador, con lo que tenemos ante nosotros uno de los vinos con mejores uvas de las últimas cosechas. Un vino con más potencia y contundencia y donde la fruta sigue siendo la protagonista. Por último y como dejándose esperar pudimos probar Contador 2012. Un vino que se mima desde pequeño, solo 0,5 kg. de uva por cepa, para poder sacar y exprimir lo mejor de cada vid. Un vino de color rojo picota, limpio y brillante. En nariz es sublime, muy intensa a fruta roja, frambuesas, fresas, fruta madura, notas especiadas y balsámicas. Muy fino. En boca es goloso, aterciopelado, fruta roja delicada, elegante. Largo y agradable postgusto. Un vinazo. Fiel reflejo de lo que su autor quiere para un vino. En definitiva una grata sesión de cata amenizada por uno de los gurús del mundo del vino. ¡Todo un verdadero placer Señor Benjamín!


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