Se acercan la fiestas navideñas y quién más o quién menos se le presentará la duda del vino a elegir para cada día de celebración o simplemente para sorprender a sus familiares. Una apuesta segura, tanto para el que lleva el vino como para el que lo recibe, son los clásicos de toda la vida. Son vinos que no defraudan y que son conocidos por todo el mundo, incluso para los que no estén al día del mundo del vino. Los clásicos riojanos como: Muga, Rioja Alta, Tondonia; pasando por los Riberas de Vega Sicilia, Matarromera, Protos y así un sinfín de bodegas de la geografía española. Pero lo que os propongo para estas fechas es, además de probar unos vinos extraordinarios, el poder quedar como un señor y que te tengan en cuenta a la hora de elegir un tipo de vino. Os voy a presentar tres vinos, uno blanco y dos tintos. El blanco es un comodín perfecto para cualquier situación, desde una charla distendida con amigos o familiares, como complemento de unos canapés o hasta de acompañamiento de entrantes como mariscos o pescados. Es de la D.O. Ribeiro y su nombre es Beade 25 Autor (12 €). 100% de la variedad loureira que se caracteriza por tener un color amarillo pálido, con reflejos verdosos, es muy aromático a rosas blancas, cítricos y que en boca se muestra muy vivo, fresco y con un elegante postgusto. Cuidado que se termina la botella en un abrir y cerrar los ojos. En cuanto a los tintos he seleccionado dos que provienen de la misma cuna, los hermanos Eguren, pero de zonas geográficas diferentes, una de Rioja y la otra de Toro. Son vinos de la misma añada (2012), que utilizan la misma variedad de uva, la tempranillo, y que descansan en barricas nuevas de roble francés y americano, durante parecido tiempo, 16 y 18 meses respectivamente. Pese a tener tantas similitudes son muy diferentes entre sí, pero tienen el denominador común de ser vinos exclusivos, expresivos y elegantes y todo ello a unos precios muy ajustados. Unos 30 - 35 € cada uno de ellos. En el caso de Sierra Cantabria Colección Privada (Rioja), estamos ante un vino de color cereza profundo, muy expresivo en nariz, frutoso y muy floral. Un vino muy sutil y redondo. En el caso de Victorino (Toro) estamos ante un vino con carácter, de un aroma muy potente que cuando entra en boca esa potencia queda disipada por una armonía de sabores frutales y de madera bien integrada y con unos taninos muy pulidos que hace que el conjunto sea elegante. Grandes apuestas para grandes veladas. ¡Salud!
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