Ya he hablado en anteriores ocasiones sobre esta joven y prometedora bodega riojana. De tradición bodeguera, el espíritu de este proyecto nace del hermano del actual gerente (o como a él le gusta que le digan, viticultor metido a gerente), pero un trágico accidente hace que Juan Bautista coja las riendas del negocio. Junto con su pareja, Ana Fernández, hacen un tandem perfecto para lograr el objetivo de que el vino vuelva a ser consumido por el público joven. Adicionalmente a los vinos que comercializan, un semi-crianza, un crianza y un vino de autor, realizan lo que ellos llaman "Experiencias". Son vinos monovarietales, con distintas crianzas o vinos fuera de lo convencional. En esta "Experiencia 3 ", llamada duelo de robles, nos invitan, mediante un juego divertido y lúdico, a experimentar sobre el papel que juega el tipo de barrica en la crianza de un vino. Mismo vino, tempranillo, del mismo viñedo, que fermenta en el mismo depósito pero cuando pasa a barrica, una parte lo hace en barrica de roble francés y la otra en roble americano, en ambos casos durante 12 meses. El resultado de la experiencia, envuelta en bonito y sorprendente packaging, es de dos botellas de vino con matices diferentes. A esto hay que añadir que las dos botellas son idénticas y que solo podemos saber el resultado si quitamos la contraetiqueta. Todo un bombazo. Adivinar por el olor y sabor cuál de los vinos ha permanecido en barrica de roble francés o en americano. Como pistas os diré que uno rezuma olores a vainillas, miel y frutos secos mientras que el otro tiene notas más especiadas, de coco y chocolates. En boca el primero es más sedoso, de trago fácil, mientras que el segundo es más potente, estructurado y con matices de especias. Los dos grandes vinos. La experiencia irrepetible. Ideal para adentrarse en el mundo del vino y para diferenciar ambos tipos de crianza. Otra vuelta de tuerca de Bodegas Paco García. Con ganas de que llegue la cuarta experiencia. Ole, ole y ole.
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