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lunes, 10 de junio de 2019

Recomendación: Trispol 2017

Mesquida Mora es el proyecto personal de la elaboradora Bárbara Mesquida-Mora, un proyecto que inició en el año 2012 una vez cerrada la bodega familiar dirigida por la anterior generación. El proyecto Mesquida Mora, mucho más pequeño y personal que el original, se basa en dos ejes principales: el trabajo exclusivo con viñedos propios situados en los pueblos mallorquines de Porreres y Felanitx, y la viticultura biodinámica, siempre con el objetivo de buscar vinos con el perfil más fresco posible. Para elaborar sus vinos, la bodega cuenta 20 hectáreas de viñedo divididas en ocho parcelas con cepas que tienen edades comprendidas entre los 5 y los 67 años, certificadas por el Consell Balear de Agricultura Ecológica y Demeter. Todas ellas están cultivadas sobre suelos calcáreos, arcillosos y de call vermell, la tierra rojiza típica de la isla de Mallorca. Siembran cubiertas vegetales, aplican compost y preparados biodinámicos y usan infusiones de plantas medicinales, todo con el fin de conseguir uvas de calidad óptima, que sean la expresión más pura del triángulo suelo-clima-variedad. Además, para estimular la salud de las cepas también realizan todos los trabajos a mano. Respecto al clima, este es típicamente mediterráneo, con temperaturas muy altas en verano y moderadamente bajas durante el invierno. Además cabe destacar la importancia del embat, un viento que sopla de mar a tierra durante las horas de máxima insolación y cuya dirección se invierte durante la noche. Este viento es también el responsable de que los vinos de Mesquida Mora se perciban como salinos, ya que al ser un viento de origen marino, podría aportar a las bayas una cantidad importante de sales.  Como curiosidad, en la etiqueta aparecen las baldosas pisadas por la propia Bárbara Mesquida durante su infancia en la casa de sus abuelos maternos, en Porreres. Simple y elegante. Elaborado 60% con callet, 20% cabernet sauvignon y 20% syrah, que permanece 12 meses en tinas de 5.000 litros (Callet y Syrah) y en barricas de 225 litros de roble francés (Cabernet sauvignon). De bonito color cereza de media capa. Aroma a frutos rojos, hierbas de monte, fondo de pimiento y especias, balsámico. En boca es fresco, frutoso, jugoso, equilibrado, taninos finos y elegantes. Fácil de beber. Muy grande. 92 Parker.

miércoles, 5 de junio de 2019

Novedad: Sileo 2017

AT Roca es la aventura personal de Agustí Torelló Sibill, enólogo con gran experiencia que, tras 30 años en el mundo del cava, deja atrás la bodega familiar para embarcarse en un nuevo proyecto. Su máxima es elaborar vinos que reflejen el paisaje que los rodea, en una apuesta clara por la agricultura ecológica y biodinámica, la sostenibilidad y la conservación de la diversidad de paisajes y variedades tradicionales que conviven en el Penedés. Sileo significa reiniciar en latín y este es el espíritu de este vino, un reinicio, un reconectar con la tierra.  Agustí Torelló emprende, junto a su familia, su sueño de elaborar en el Montsant. Sileo es un reto personal que busca transmitir la personalidad del terroir y las variedades autóctonas en la Sierra del Montsant, territorio histórico del Priorat. Elaborado con un 80% de garnacha y 20% de samsó de viñedos viejos cultivados en ecológico y con trabajo manual para preservar su calidad. Crianza de 4 meses en barricas de roble francés. De color cereza, cierto ribete violáceo. Aroma a frutos rojos, notas florales y vegetales, fondo de piel de naranja, ahumado. En boca es fresco, frutoso, jugoso, equilibrado y de taninos dulces. Placentero y fácil de beber. Un buen ejemplo de vino de sed.

Recomendación: La Raspa 2017

Viñedos Verticales es una joven bodega fundada en el 2015 y adscrita a la D.O. Sierras de Málaga. Con un nombre muy apropiado dadas las pendientes donde se sitúan las viñas. Nacida con el claro objetivo de poner en valor la viticultura de la Axarquía malagueña, donde los viñedos, muchos de ellos centenarios, crecen en pronunciadas pendientes y desniveles de entre el 40 y el 60 por ciento, en cotas situadas entre los 400 y 900 metros de altitud. Todo ello complica sobremanera cualquier labor vitícola, pero a la vez, otorga a las uvas unas características únicas para la elaboración de los vinos. La viticultura sigue siendo muy tradicional, casi siempre ayudados por mulas en las labores de carga y en el tiempo de vendimia. La bodega se surte de distintas parcelas mayoritariamente de Moscatel, pero también se encuentran algunas otras variedades como Pedro Ximénez o la Romé. Para este vino se ha utilizado 80% moscatel de Alejandría y 20% de doradilla, uva autóctona de las Sierras de Málaga y que permanecen 5 meses en trujales de hormigón con sus lías. De color amarillo pálido. Aroma a flores blancas, hinojo, fondo de fruta de hueso. En boca es fresco y seco a partes iguales, con cierto volumen, punto anisado, mentolado y final salino. Ideal para los cálidos días de verano. Un bombazo que dará que hablar en el futuro. Simplemente genial.