Hoy voy a hablar de un proyecto pequeño y artesanal que surge por iniciativa de cuatro personas arraigadas al mundo del vino de entre las que se encuentra Raúl Pérez, elegido en el 2015 el mejor enólogo del mundo. Natural del Bierzo, este viticultor tiene metido en su ADN el oficio consagrado de varias generaciones. Pero no es un viticultor al uso, no sigue reglas fijas, no le gusta la uniformidad. Cada zona, cada viña, cada clima tienen sus propias reglas y lo que hace es intervenir lo mínimo posible. Aterrizó en la zona de Cebreros (Ávila) de la mano de Jiménez Landi y quedó prendado de un viñedo de 2,5 hectáreas del Paraje el Jorco. Viñas de garnacha de más de 60 años, plantadas a 785 metros de altitud en suelos pobres graníticos. Le Batard es el hermano pequeño de Vino de Familia, es el bastardo, la oveja negra, esos vinos incomprendidos de perfil interesante. De bonito color cereza. Aroma a fruta roja, cerezas, frutillos rojos, fresco, monte bajo, floral y mineral. En boca es fresco, frutoso, equilibrado. Fresco y placentero final. El prototipo perfecto de un tinto de sed.
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