Juan Antonio Ponce ha sabido poner en valor el legado de viñas viejas de Bobal, transmitido de sus antepasados y que tras su paso por la facultad de enología, trabajar al lado de Telmo Rodríguez y adquirir experiencia en Francia ha hecho que sus vinos gocen de una reputada fama y que la zona de Manchuela empiece a ser reconocida por sus vinos. Los viñedos se dividen en parcelas y se trabajan bajo una viticultura respetuosa y siguiendo el calendario lunar. No trabajan con levaduras artificiales y no utilizan producto químico alguno. El suelo se mantiene con cubierta vegetal natural de hierbas propias de la zona, para proteger el suelo, conservar mejor la humedad, evitar plagas y mejorar los nutrientes. En bodega se trabaja de la forma más respetuosa posible, con una elaboración tradicional, en la que cada parcela se vinifica por separado. Principalmente trabajan con la variedad Bobal, pero rescatan variedades autóctonas como la moravia agria y la albilla. Este vino es muy curioso ya que utiliza un 85% de moravia agria, variedad con poco grado alcohólico pero de gran acidez, que combinándolo con la estructura de la garnacha hace que el vino sea de corte atlántico. De color rubí, de capa baja. Aroma a fruta roja, fresa ácida, piel de naranja, ahumado. En boca es fresco, frutoso, naranja sanguina, litchi, acidez refrescante. Muy rico. Fácil de beber. Borgoñón. 92 puntos Parker y Peñín por unos 12 €. Olé, olé y olé!!!!
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