Celler del Roure nace en 1996
como una pequeña bodega familiar con la ilusión de elaborar vinos tintos de
guarda. Ubicada en Moixent, se encuentra en el triángulo conocido como "la
toscana valenciana". Pablo Calatayud, propietario y enólogo, lleva un tiempo
recuperando antiguos métodos de elaboración y también antiguas variedades
viníferas locales como la Mandó. La bodega inicia en 2009 una línea de
investigación sobre el posible uso para crianza de unas tinajas de barro
enterradas que permanecían “dormidas” en su “bodega fonda”, una espectacular
galería subterránea excavada hace más de trescientos años, que alberga 97
tinajas de capacidades comprendidas entre los 600 los y 2.800 litros. Las
barricas de roble francés y americano permiten obtener grandes vinos de guarda
pero en ocasiones ocultan o enmascaran el origen y la autenticidad de las uvas.
Las tinajas de barro no aportan sabores y aromas y esta circunstancia les ayuda
a encontrar la esencia y el alma de sus vinos. Con su nombre, este vino hace
referencia a la fruta roja que aparece en su abanico aromático y al color rojo
que toman las hojas de las vides de la Garnacha tintorera en otoño. Para su
elaboración, además de la ya mencionada Garnacha tintorera (70%), se emplea la
Monastrell (30%), aunque en esta añada se prescindió de la Mandó, una uva
autóctona que ha sido recuperada por Celler del Roure y que ha participado en
el coupage de este tinto anteriormente. Todo el viñedo se cultiva en ecológico
y ha permanecido 6 meses en tinajas de barro. De bonito color cereza, borde granate. Aroma a frutos rojos,
fresas, frambuesas, monte bajo, mineral. Expresivo. En boca es ligero, fresco,
frutoso, fruta roja, puntito de acidez refrescante y final balsámico. Rico,
largo y redondo. Muy fácil de beber. Pura golosina. 91 Parker por unos 6 €.
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