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martes, 26 de junio de 2018

Novedad: Roca del Crit 2016

David Seijas, sumiller en El Bulli durante 13 años, gran profesional enamorado del vino ha lanzado sus propios vinos, bajo el proyecto denominado “Gallina de piel”, inspirados en su familia y en el tiempo que pasó en el ya mítico restaurante. Manar dos Seixas, un blanco gallego y Roca del Crit, su tinto de la zona del Empordá. Ya hablé de su estupendo blanco gallego y de su novedoso proyecto y hoy haré lo propio con su tinto. Trabajar en El Bulli requería concentración y estar en constante tensión. David tenía su propia válvula de escape. Cuando lo necesitaba, salía un momento del restaurante andando por un pequeño sendero que conducía a un escondido acantilado con una roca saliente. Allí podía pegar un grito y liberar tensión. Era su roca del grito. Elaborado un 60% con garnacha de 15 años y 40% cariñena de 86 años. La garnacha hace una crianza sobre lías finas durante 6 meses y la cariñena de 12 meses en barricas borgoñonas de 500-700 litros de roble francés de primer, segundo y tercer año de tostados medios y fondo sin tostar. De bonito color cereza, cierto ribete púrpura. Aroma a frutos rojos, cerezas, moras, floral de violetas, hierbas de monte. En boca es fresco, frutoso, ligero, frambuesas, palote de fresa, puntito de acidez refrescante que le aporta la cariñena. Agradable y largo postgusto. Tan fácil de beber que te terminas la botella en menos que canta un gallo. Grande.

Recomendación: Neno de Viña Somoza 2016

Viña Somoza nació entre los años 2000 y 2001, desarrollando su actividad en A Rúa de Valdeorras, una localidad de la pequeña D.O. Valdeorras. Desde el año 2015 la bodega es propiedad de un único socio, comenzando así una nueva etapa en la que se planea aumentar la producción para dentro y fuera de España. Los viñedos  de Viña Somoza crecen en ricos suelos de ladera, con sustratos de pizarra, arenas graníticas y antiguas terrazas aluviales con cantos rodados regados por el río Sil, Bibei y Xares, con una oscilación térmica húmeda de entre 8ºC y 25ºC. La bodega dispone de 5 hectáreas de viñedo con una edad de entre 5 y 40 años. La vendimia es manual y las uvas se trasladan hasta la bodega en cajas de 15 kilos. Ya en bodega se trabaja con los más importantes equipos técnicos de última generación, tanto de clasificación de uva (mesas de selección), como de vinificación (prensas neumáticas de prensado suave, depósitos de acero inoxidable con decantadores, tinos y barricas de roble francés, laboratorio, etc.). Históricamente, la bodega sólo ha elaborado vinos blancos, principalmente con la variedad Godello. Sin embargo, a partir de la añada 2015 Viña Somoza comenzó a ampliar su gama de vinos, tanto blancos como tintos, elaborados con uvas autóctonas de Galicia: Doña branca, Albarello, Mencía… Neno quiere decir en gallego “el niño” y es que es el vino más joven de la casa. Elaborado 100% con la variedad godello y que tiene una crianza sobre lías finas con "bâtonnages" periódicos en barricas de roble francés durante unos 6 meses. De color dorado brillante. Aroma a flores blancas, hierbas aromáticas, fruta como la manzana, pera, fondo de hinojo, complejo. En bocas es frutoso, estructurado, untuoso, equilibrado y de largo postgusto. 91 Parker y 90 Peñín por unos 10 €.

viernes, 15 de junio de 2018

Recomendación: Mestizaje Blanco 2016

Ya he hablado en anteriores entradas de esta bodega y de su responsable y enólogo Toni Sarrión que, en sus inicios, decidió apostar por las variedades autóctonas de la zona como la bobal y la merseguera. La primera destinada a graneles y rosados de bajo precio pero que tras un exhaustivo estudio en bodega encontró que los rendimientos bajos eran los más apropiados para conseguir un punto óptimo de calidad acorde con su idea de lo que debía ser un gran vino. Y lo consigue, ¡vaya si lo consigue! Pero hoy me voy a centrar en la otra variedad de la zona, la merseguera. Uva casi extinta y que se le emparenta con la doña blanca que se ubica, principalmente, en la zona del bierzo. La merseguera es original de la zona del alto Turia y se caracteriza por su gran acidez. En esta ocasión está acompañada por la foránea viognier (24%), con sus característicos recuerdos a fruta de hueso y por la malvasía (11%) que le confiere dulzor. Con este perfecto ensamblaje proveniente de cultivo ecológico y su posterior crianza sobre sus lías, nos encontramos ante un vino blanco de categoría. De color pajizo. Aroma a fruta de hueso, melocotón, albaricoque, manzana, flores blancas. En boca es fresco, frutoso, puntito de acidez, cierta untuosidad, goloso. Final largo y duradero. 90 Parker y 91 Peñín. Y todo por unos 9 €.

Recomendación: Abadía de Poblet 2015

Abadía de Poblet, la única bodega de Cataluña ubicada dentro de un monumento histórico aúna la tradición vitivinícola de los monjes de la Orden del Císter, procedente de Borgoña, con los conocimientos de la Conca de Barberà, una zona única que ha sabido mantener el cultivo de varietales autóctonas. La filosofía de los nuevos vinos de monasterio, que recuperan varietales locales (trepat, garrut y garnatxa principalmente) es que transmitan las características de las uvas con las que se elaboran y el terroir en el que han sido cultivadas. Esto se consigue, trabajando de forma no invasiva y recuperando técnicas de vinificación de los monjes de la Orden del Císter. En 1989 el Grupo Codorníu decide sumarse a este proyecto, que se inicia con la plantación de viñedo en las 9 hectáreas que se encuentran dentro del recinto amurallado del Monasterio de Poblet. Coupage de Trepat, de viñas viejas, Garrut, de viñas de 20 años de suelos pizarrosos y arenosos y la Tempranillo y Garnacha plantados a 700 metros de altitud. La crianza se lleva a cabo durante 12 meses en foudres de 4.000 litros y tinos de cemento. De color cereza de media capa. Aroma a frutos rojos, fruta ácida, especiado de pimienta, hierbas de monte. En boca es frutoso, sabroso, ligero, fluido con un puntito de acidez refrescante que remata el conjunto. Muy rico y fácil de beber. ¡Estos monjes sabían lo que hacían!