Ya he hablado en anteriores
entradas de esta bodega y de su responsable y enólogo Toni Sarrión que, en sus
inicios, decidió apostar por las variedades autóctonas de la zona como la bobal
y la merseguera. La primera destinada a graneles y rosados de bajo precio pero
que tras un exhaustivo estudio en bodega encontró que los rendimientos bajos
eran los más apropiados para conseguir un punto óptimo de calidad acorde con su
idea de lo que debía ser un gran vino. Y lo consigue, ¡vaya si lo consigue! Pero
hoy me voy a centrar en la otra variedad de la zona, la merseguera. Uva casi
extinta y que se le emparenta con la doña blanca que se ubica, principalmente,
en la zona del bierzo. La merseguera es original de la zona del alto Turia y se
caracteriza por su gran acidez. En esta ocasión está acompañada por la foránea
viognier (24%), con sus característicos recuerdos a fruta de hueso y por la malvasía
(11%) que le confiere dulzor. Con este perfecto ensamblaje proveniente de
cultivo ecológico y su posterior crianza sobre sus lías, nos encontramos ante
un vino blanco de categoría. De color pajizo. Aroma a fruta de hueso, melocotón,
albaricoque, manzana, flores blancas. En boca es fresco, frutoso, puntito de
acidez, cierta untuosidad, goloso. Final largo y duradero. 90 Parker y 91
Peñín. Y todo por unos 9 €.
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