Michael Cooper es un americano, proveniente de la zona de California, que aterrizó en Cariñena en el año 2001, atraído por los vinos de esta zona y por por el amor de su mujer. No se considera un vigneron al uso ya que, a su entender, no procede de familia ligada al mundo del vino, pero su pasión, compartida con su madre, por probar diferentes vinos de distintos países le lleva a producir sus propios vinos dotándoles de un toque muy personal. Para ello, basa su proyecto en la utilización de uvas autóctonas de esta zona y más en concreto de la Cariñena. Este vino, del que es su primera añada, es un monovarietal de dicha variedad, procedente de una rigurosa selección que permanece 12 meses en barricas nuevas de roble francés y de la que solo se han producido 950 botellas. De color cereza, borde granate. Cubierto. Lágrima fina. Aroma a fruta roja, fruta madura, suaves tostados, balsámico, especiado, pimienta. En boca es fresco, frutoso, varietal, goloso, balsámico, punto de acidez refrescante propio de la variedad, fácil de beber. Largo y placentero postgusto. Una de esas pequeñas joyas que te encuentras de vez en cuando. ¡Awesome!
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