El proyecto Finca Viñoa, amparado bajo la DO Ribeiro, nace con el propósito de recuperar los viñedos desaparecidos en esta comarca con el objetivo de producir vinos singulares y de máxima calidad. Para ello, trabajan con las variedades autóctonas: treixadura, godello, albariño y loureira en blancos y sousón, caíño y brancellao en tintos, que descansan en graníticas laderas soleadas y orientadas al sur para conseguir una correcta maduración. La primera cosecha en ver la luz, de este vino, fue en el año 2011 y desde esta fecha no ha parado de recibir elogios. De bonito color amarillo pálido. Aroma a flores blancas, hierbas aromáticas, fruta de hueso, fresco. En boca es frutoso, fresco, cierta untuosidad, leve acidez y fondo mineral. Muy fácil de beber.
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