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martes, 29 de enero de 2019

Recomendación: QS2 2016

En 1998, nueve amigos deseosos de tener un vino propio se unieron para cumplir un sueño común, contando para ello con el asesoramiento de Peter Sisseck (Pingus) y Jérôme Bougnaud. Teniendo siempre presente el concepto francés de 'terroir' y apoyados por la concepción de vinos elaborados a partir de la filosofía biodinámica de ambos enólogos, decidieron apostar por la implantación de un nuevo viñedo al margen de la denominación de origen Ribera del Duero, en la histórica zona de Sardón de Duero. La plantación del viñedo tuvo lugar entre 1999 y el año 2000, y son 7 las variedades que podemos encontrar en la viña: Tinto fino, Cabernet sauvignon, Syrah, Petit verdot, Malbec, Merlot y Cabernet franc. Con el fin de conseguir un equilibrio entre el suelo, el clima, la cepa y el entorno natural, la viticultura que se realiza respeta los ritmos y principios de la biodinámica. Abonar con el propio compost, mantener una cubierta vegetal en el suelo, tratamiento con plantas medicinales, respeto del ciclo de la luna, preservación de las plantas y flores naturales, son algunos ejemplos de las prácticas que llevan a cabo. QS2 es el hermano menor de los vinos que se producen en la bodega y tiene su carácter propio ya que cada añada suele variar el coupage de las variedades que utiliza. En este 2016 utilizan: 60% de tinto fino, 22% cabernet sauvignon, 11% petit verdot, 5% syrah, 1% cabernet franc y 1% malbec que descansa 14 meses un 85% en barricas de roble francés de uno y dos usos y un 15% en foudres de 1.200 litros de roble francés. De color picota muy cubierto. Aroma a fruta negra, fruta madura, madera de cedro, punto mentolado, especiado de pimienta. En boca es sabroso, muy equilibrado, taninos sedosos, final balsámico, especiado y largo. Un vino muy serio. Para beber y no parar.

viernes, 18 de enero de 2019

Recomendación: Peixes Lacazan 2016

Peixes es la nueva aventura vinícola de dos de los fundadores de Fedellos Do Couto: Jesús Olivares y Curro Bareño. Para este nuevo proyecto han buscado viñedos olvidados más allá de los límites de las DO Ribeira Sacra y Valdeorras, lo que les da plena libertad para mezclar uvas de ambos lados del río. En dichas zonas, limítrofes para el cultivo de la uva, el frescor y la altitud son elevados (hasta 850 metros de altitud). Se cultivan variedades locales plantadas en vaso y, a menudo, mezcladas en el mismo viñedo, sin aparente distinción entre varietales. A través de las variedades autóctonas y el frescor de un terruño cuya esencia se respeta al máximo, ya que no se utilizan químicos y se limitan las intervenciones a las realmente imprescindibles, han conseguido vinos repletos de carácter y emoción como este Peixes Lacazán. Un vino que en un principio se muestra tímido pero con una aireación suficiente va ganando en amplitud a cada momento. Mezcla de mouratón, mencía, garnacha tintorera y grao negro que permanece 12 meses en barricas usadas de roble francés. De color cereza. Tiene una entrada a aroma a pólvora, jugo de carne, granito y cierta complejidad que con el paso del tiempo se vuelve más frutal y floral. En boca es frutoso, fruta roja, grosellas, piel de naranja y una fina acidez final que lo hace refrescante. Un vino a beber con mesura por su trago fácil y directo.

Novedad: José Gil 2016

José Gil tras acabar sus estudios de enología y pasar largas temporadas en Borgoña y Alemania, comenzó a trabajar en 2011, con tan solo 20 años, en Bodegas Olmaza, la bodega propiedad de su padre, su tío y su abuelo. Allí se impregnó del gusanillo del mundo de la viticultura y de la elaboración de vinos. De ellos ha adquirido desde pequeño la pasión por el trabajo bien hecho en el viñedo. En el año 2012 compró un pequeño calado en la ladera del castillo de San Vicente de la Sonsierra para comenzar a hacer microvinificaciones de sus parcelas. En la vendimia de 2016 es cuando empieza el proyecto José Gil Vigneron con la ayuda de varios familiares. Su concepto y modelo de vinos se encuentra en Borgoña, y ahora con 27 años y mucha modestia, ya que sabe que aún le queda mucho por aprender, se ha lanzado a la consecución de una bonita meta: crear vinos dignos de la tierra que lo vio nacer. Coupage de tempranillo, garnacha y viura de viñedos de 45 años que permanece 12 meses en barricas de roble de grano extrafino. De color picota, muy cubierto. Cierto ribete violáceo. Aroma frutal, frutos del bosque, arándanos, moras, monte bajo, fondo mentolado y terroso. En boca es frutoso, sabroso, equilibrado, fruta roja fresca, redondo. Recuerdo a los vinos de pueblo. 92 puntos Tim Atkin. A seguirle la pista porque dará que hablar.

martes, 8 de enero de 2019

Novedad: Experiencia 4 Castaño Paco García 2016

Ya he hablado en anteriores ocasiones sobre esta joven y prometedora bodega riojana. De tradición bodeguera, el espíritu de este proyecto nace del hermano del actual gerente (o como a él le gusta que le digan, viticultor metido a gerente), pero un trágico accidente hace que Juan Bautista coja las riendas del negocio. Junto con su pareja, Ana Fernández, hacen un tandem perfecto para lograr el objetivo de que el vino vuelva a ser consumido por el público joven. Gracias a la inquietud de Juan por explorar nuevas técnicas, materiales, variedades y al trabajo lúdico en bodega, nacen lo que denominan “Experiencias”. Se trata de ofrecer, cada año, un vino único, diferente y exclusivo. Es como si se tratase de un departamento de I+D+i. En la número 1, nos presentaron un monovarietal de garnacha cultivada en altura. La segunda, un monovarietal de graciano. La tercera o duelo de robles, de cómo un monovarietal de tempranillo se comporta de distinta forma si se cría en barrica de roble francés o americano. En esta, su Experiencia 4, nos muestran un vino elaborado 100% con tempranillo pero criado durante 20 meses en barricas de castaño, material empleado antiguamente y que está siendo recuperado por jóvenes viticultores. Si en la anterior experiencia ya se podía distinguir el uso de barricas de roble de diferentes procedencias (francés vs americano), en esta ocasión nos sorprenden los matices que el castaño aporta al vino. Un vino con más carga frutal y que hace que este material aporte otros sabores al tempranillo, distintos a lo que estamos acostumbrados. De color cereza, ribete violáceo. Aroma a fruta negra, arándanos, frutillos del bosque, floral de violetas, punto mentolado, fresco, frutal. En boca es frutoso, sabroso, fresco, equilibrado. Fino amargor. Largo. Fácil de beber. Extraordinario.

Recomendación: Vaso de Luz 2009 Reserva

Pago de los Balancines, es una joven bodega extremeña acogida a la DO de Ribera del Guadiana y que en su corta existencia, creada en el 2006, atesora una gran cantidad de premios y reconocimientos por la crítica tanto nacional como internacional. Basa su éxito en ofrecer un producto de gran calidad con especial cuidado de la naturaleza y del entorno del que provienen sus vinos. Son vinos con “alma”, como les gusta decir, ya que el trabajo del equipo se hace desde la humildad y cuidando hasta el más mínimo detalle. Siguen una viticultura ecológica por convencimiento y con la certeza de que de un viñedo tratado con cariño nacen buenos vinos. De su variada oferta de vinos, éste monovarietal de cabernet sauvignon solo se produce en años excepcionales. Cuidada selección en viñedo, recolectado por la noche y trasportado a bodega en pequeñas cajas. Permanece durante 24 meses en barricas de roble francés. La etiqueta es la pintura del poeta y pintor Manuel Padorno y que toma el nombre de una de sus obras. De color picota. Aroma a fruta negra, fruta madura, fondo de pimiento verde, roble cremoso y especias dulces. En boca es potente, sabroso, carnoso, fruta al licor, cálido, taninos pulidos. Sedoso y largo postgusto. Ya es grande pero con el paso del tiempo mejorará. Conviene decantar.