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lunes, 25 de marzo de 2019

Cata Valenciso

El nombre de esta emblemática bodega Riojana viene de la unión de los apellidos de sus fundadores, Luís Valentín y Carmen Enciso. Empezaron con 100 barricas, comprando toda la uva y tratándola en instalaciones alquiladas. De este modo consiguieron 24.000 botellas en la primera cosecha, la de 1998. Hoy disponen de su propia bodega donde elaboran cerca de 120.000 botellas en cada cosecha, con uvas que, en parte, son cultivadas por ellos mismos y en parte son controladas en acuerdos con viticultores. En Bodegas Valenciso sólo se elabora un vino por cosecha, siempre  Reserva. De ahí su lema: "una bodega, un vino, una marca". Buscan vinos elegantes, finos y donde la fruta esté siempre por encima de la madera.
La cata, o mejor dicho master class,  estuvo dirigida por Luis Valentín, donde nos hizo un breve recorrido de la bodega desde sus orígenes a la actualidad, amenizado con divertidas anécdotas y un conocimiento exhaustivo del tipo de madera que se utiliza en las barricas donde descansan sus vinos. 6 fueron los vinos catados:
Valenciso blanco 2017. 70% viura y 30% garnacha blanca de viñedos viejos que permanece 8 meses en barrica de roble caucásico. De color amarillo. Suave en nariz a cítricos y panadería. Untuoso en boca, cremoso y balsámico. Largo.
Valenciso tinto 2012. 100% tempranillo que fermenta en depósitos de cemento y permanece 19 meses en barricas de roble francés. De color cereza y borde granate. Aroma a fruta roja y negra, fruta madura, suave tostado, cacao y finos mentolados. En boca es fresco, frutoso y con una viva acidez. Mejorará con el paso en botella.
Valenciso 2007, diez años después. Tempranillo de la cosecha del 2007 que se embotella diez años después y que durante ese tiempo, la mitad lo pasa en depósitos de cemento y la otra mitad en barricas de roble del Cáucaso. De color picota y borde granate. Muy expresivo en nariz a fruta confitada, punto floral, especiado. Complejo. En boca fresco, frutoso, con una acidez vibrante que lo mantiene vivo. Fino y elegante. Todo un vinazo. El que más gustó a los presentes.
El final de la cata fue un divertido juego sobre cómo afecta el tipo de madera utilizado en cada barrica sobre un mismo vino. En este caso, un mismo tempranillo de la añada 2012, que permanece 14 meses en barricas. Uno lo hace en roble americano, otro en roble francés y otro en roble ruso. Las diferencias aromáticas y gustativas diferentes, pero todas buenas. Ahí depende del gusto del consumidor. Mientras que el roble americano aporta aromas a coco y especiados el francés da notas de vainillas, frutos secos y clavo, mientras que el ruso da características más balsámicas y mentoladas. En definitiva tres grandes vinos.
Poco más se puede decir de esta gran velada impartida por una persona sencilla que derrocha conocimiento y pasión por los cuatro costados. Gracias Luis.

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