Celler Sanmartí es una bodega situada en la
DO. Plà de Bages con una larga historia. Propiedad familiar dedicada a la viña
y a la producción de vino desde el año 996. De esta manera, aún se conservan
las instalaciones de la bodega histórica, que han sido renovadas y adaptadas
para la producción de vinos de calidad y limitada producción y siempre con el
máximo respeto al entorno natural. La ubicación de la bodega, en el sótano de
la masía, permite trabajar por gravedad y con una excelente estabilidad natural
de temperatura. Elaboran vinos únicamente con variedades autóctonas, escogidas
entre las que existían en la propiedad a finales del siglo XIX, como: picapoll,
macabeo, sumoll, mandó y garnacha y siempre siguiendo el principio de la mínima
intervención posible y bajo cultivo ecológico, respetando así la biodiversidad
de la zona. Su vino blanco está elaborado 53% de macabeo y 47% de picapoll.
Trabajo con sus lías durante 3 meses y posterior crianza en barricas de roble
francés. De color pajizo verdoso. Aroma a flores blancas, hinojo, manzana
verde. En boca es fresco, delicado, untuoso, goloso, final anisado y con un
toque salino. Muy, pero que muy rico. Para empezar y no parar.
Todo lo relacionado con el mundo del vino. Fotografías. Notas de cata. Elección del tipo de vino para cada ocasión. Novedades y recomendaciones.
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jueves, 31 de octubre de 2019
martes, 29 de octubre de 2019
Recomendación: Montebaco 2016
Bodegas Montebaco se encuentra a caballo
entre los términos de Valbuena y Pesquera de Duero, dos de los municipios más
prestigiosos de la Ribera del Duero, en pleno corazón de la D.O. Montebaco, es
un vino de finca que proviene de la finca denominada Monte Alto con viñas
plantadas en 1987. La ubicación de esta finca es precisamente una de las
singularidades de este proyecto vitivinícola. Aunque diste tan solo 4
kilómetros del río Duero, su situación en el valle del arroyo Jaramiel, a casi
900 metros de altitud, le confiere unas características geoclimáticas muy
particulares que convierten a Montebaco en una “isla” dentro de la prestigiosa
denominación. El clima en esta zona es continental extremo, con una
pluviometría baja y unos inviernos rigurosos y largos, con un periodo libre de
heladas por debajo de los 140 días al año. El suelo es arcillo-calcáreo y las
plantaciones están situadas en laderas con orientaciones este-oeste y líneas
dirigidas de norte a sur. Todas las labores de cultivo están encaminadas a
controlar el vigor de la planta, consiguiendo así producciones bajas y
concentraciones muy interesantes. La vendimia, por su parte, se realiza
seleccionando a pie de viña sólo aquellos racimos bien maduros y sanos.
Elaborado 100% con tinta fina que permanece 13 meses en barricas de roble francés
y americano. De color cereza y ribete granate. Aroma a fruta roja, regaliz,
balsámico, ligeras vainillas y suaves tostados. En boca es frutoso, fresco,
balsámico, equilibrado y de paso amable. Largo postgusto. Un Ribera a caballo
entre lo clásico y lo moderno.
Relación calidad-precio: Estancia Piedra Roble 2018
Estancia Piedra es una bodega con casi 50
años de experiencia a sus espaldas, ubicada en pleno Valle de la Guareña y que
además de elaborar vinos fieles a su tierra, llevan a cabo una importante labor
divulgativa en torno a la cultura vinícola. La bodega cuenta con 35 hectáreas
de viñedo en propiedad cultivado en ecológico y sostenible. Es el llamado Pago
Estancia de Piedra, una parcela que fue plantada en 1968 y que cuenta con una
densidad de 1.000 cepas por hectárea. Allí la autóctona Tinta de Toro ha
encontrado un suelo perfecto en el que poder desarrollarse fenólicamente a la
perfección. Debido a la diversidad del suelo, de orientaciones y de altitud,
este viñedo se subdivide en cinco parcelas. La más alta de ellas es un terreno
de 10 hectáreas ubicado a 762 metros sobre el nivel del mar, con orientación
oeste. Además, es el que cuenta con más horas de exposición solar de entre
todos los de Estancia Piedra. Su filosofía es la elaboración de vinos
ecológicos y naturales con el máximo respeto al medio ambiente. Vinos creados
para deleitar los sentidos, para celebrar la vida y la amistad. A destacar sus
originales y bonitas etiquetas. Este roble se elabora con un 85% de tinta de
toro y 15% de garnacha que permanece 4 meses en barricas de roble francés y
americano. De color picota, cierto ribete violáceo. Aroma a fruta roja, fruta
fresca, lácteos, regaliz, vainillas y finas maderas. En boca es fresco,
frutoso, jugoso, goloso, de paso suave y agradable para ser un tinto de Toro. Y
con una calidad precio estupenda. Unos 8,5 €.
viernes, 11 de octubre de 2019
Relación calidad-precio: El Corralón 2018
Situada en la Denominación de Origen
Méntrida, Bodegas Jiménez-Landi comienzan su andadura en 2004 con el objetivo
de centrarse en los viñedos viejos de Garnacha y respetar la tipicidad de esta
uva. La característica principal de la zona es la altitud (en Méntrida,
alrededor de 600 metros; en Real de San Vicente, entre 750 y 900 metros). Esta
circunstancia proporciona un frescor que equilibra los vinos, ya que la
Garnacha tiende a producir grados elevados que necesitan ser compensados por
una buena acidez. En bodega se interviene lo menos posible, despalillando cada
vez menos, haciendo fermentaciones suaves en barricas abiertas y pisando con
los pies, evitando el uso de bombas y remontados agresivos y cuidando en
especial la crianza en madera. Utilizando barricas grandes y fudres consiguiendo
una menor micro-oxidación del vino y esto es importante porque la Garnacha es
una variedad muy oxidativa. Aunque siempre han trabajado con la
Garnacha como variedad autóctona, sin embargo, no olvidan otras variedades que
demuestran la buena adaptación a sus vinos, en este caso la Syrah y un pequeño
aporte de Cabernet Sauvignon. Para el Corralón utilizan un 85% de garnacha, 10%
de syrah y 5% de cabernet. Viticultura en ecológico que permanece 7 meses en
barricas y fudres de roble francés de 500 y 3.000 litros. De bonito color
cereza, cierto ribete violáceo. Aroma a frutos rojos, fruta fresca, fresas y
frambuesas, floral de violetas, balsámico. En boca es fresco, frutoso,
equilibrado, fino amargor. Mucho placer por tan solo 9 €.
Recomendación: Las Quebradas 2016
Una bodega que nació como empresa familiar,
Enrique Mendoza es hoy uno de les referentes en la denominación de Alicante.
Hoy, sus hijos Pepe y Julián, le acompañan en la elaboración de sus vinos. La
inquietud de Enrique Mendoza le llevó a comprar, coleccionar e invertir en vino
de otras bodegas como aficionado. Más tarde, decidió plantar 2.000 plantas para
continuar la tradición de producir vino para consumo familiar. Esas
plantaciones, 25 años después, se han transformado en dos bodegas; una, en
Alfaz del Pí, para la elaboración de moscatel de Alejandría y la otra en Villena
denominada “Finca Chaconero”, dotada de la mejor tecnología. Las variedades son
cultivadas sin herbicidas ni insecticidas, alimentadas sólo con compost. En el
viñedo se utilizan técnicas como la dendrometría o viticultura de precisión
para conocer, a través de sensores, el estrés hídrico de la planta y producir
así uvas más frescas, concentradas y de mayor calidad. Las Quebradas proviene
de un suelo denominado caliche, con menor permeabilidad y, por tanto, mayor
retención de agua y nutrientes, y una menor aireación. De este modo, según Pepe
Mendoza, las características del vino son una estructura más marcada, con
taninos musculados y unos aromas a fruta madura y minerales. 100% monastrell de
70 años que descansa 15 meses en barricas de roble francés. Bonito color cereza
cubierto. Aroma a fruta negra, fruta madura, ciruelas, lavanda, tomillo,
terroso, mineral. Expresivo en nariz. En boca es potente, sabroso, especiado,
equilibrado, balsámico y elegante. Largo. Un grande. 94 Parker.
Relación calidad-precio: La Montesa 2016
La familia Palacios cuenta con una gran
tradición vitivinícola que se remonta a las últimas cuatro generaciones. Pero
fue José Palacios Remondo el verdadero responsable de lo que es hoy la bodega,
plantando la mejor selección de las variedades tradicionales de La Rioja, y
cuidando la viticultura con gran vocación. Con una gran visión de futuro, preparó
a sus hijos (Álvaro y Rafael) en las mejores escuelas de enología y viticultura
francesas animándoles a visitar importantes bodegas de las principales regiones
productoras de vino. El clima mediterráneo marcado levemente por rasgos atlánticos,
un viñedo de buena altitud y una escasa pluviometría confieren unas condiciones
inmejorables para las uvas cultivadas en la propiedad: tempranillo, garnacha,
mazuelo, graciano y viura. Viticultura basada en los rendimientos de uva por hectárea y el cuidado riguroso del enriquecimiento alternativo del suelo. La Montesa
2016, a juicio de su creador, Álvaro Palacios, es la mejor añada de este vino. 92%
garnacha y 8% tempranillo que envejece durante 12 meses en barricas de roble
francés y americano. De color cereza, ribete granate. Aroma a frutos rojos,
fresa ácida, punto floral y de hierbas de monte. En boca es fresco, frutoso,
puntito de acidez refrescante, balsámico, taninos finos. Un vino muy sutil. 93
Parker por solo 10 €.
viernes, 4 de octubre de 2019
Recomendación: Vértebra de la Figuera del Montsant 2018
El afamado viticultor alemán afincado en el
Priorat, Dominik Huber, que hace muy pocos días consiguió 100 puntos Parker por
Les Manyes 2016 (Terroir al Limit), nos presenta su nuevo proyecto en el
Montsant. Terroir Sense Fronteres es la revisitación a la tradición vinícola
secular del Montsant con cuatro vinos sensacionales llenos de frescura,
ligereza y gran acidez; vinos que llevan el cuchillo entre los dientes, que te
atrapan por su honestidad y ya no te sueltan. ¿Qué tienen de diferentes estos
vinos del Montsant de sus vecinos del Priorat? Básicamente que son vinos que no
conocen la madera ni de lejos, que se crían en depósitos de acero inoxidable y
cemento, y en vasijas de barro, y son muy ligeros y auténticos; ninguno
sobrepasa los 13 grados de alcohol. Para Huber, además de la verdad que debe
esconder cualquier vino que se precie, es decir, ser una fiel representación
del terruño y del clima de un lugar, tiene que ser un fiel aliado de la comida.
Los suelos de este paradisíaco viñedo de Montalts son de arcilla roja con capas
de yeso en lugar de la llicorella que alfombra las viñas de enfrente, en
Priorat. Como, además, hay menos estrés hídrico, los vinos se cosechan antes y
son más ligeros. Eso hace que su sensualidad y frescura sean sus señas de
identidad. Según Dominik, de los cuatro vinos que hace en Montsant, éste es el
de mejor relación calidad-precio. 100% garnacha cultivada a 700 metros de
altitud procedente de viñedos de entre 40 y 80 años que se cría durante 6 meses
en depósitos de cemento. De color rubí de baja capa. Aroma a fruta roja, fruta
fresca, fresas, frambuesas, floral de violetas. En boca es fresco, frutoso,
fruta roja, fino y elegante. De paso fluido y trago fácil. Borgoñón. Un auténtico
vinazo. 93 Parker.
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