Situada en la Denominación de Origen
Méntrida, Bodegas Jiménez-Landi comienzan su andadura en 2004 con el objetivo
de centrarse en los viñedos viejos de Garnacha y respetar la tipicidad de esta
uva. La característica principal de la zona es la altitud (en Méntrida,
alrededor de 600 metros; en Real de San Vicente, entre 750 y 900 metros). Esta
circunstancia proporciona un frescor que equilibra los vinos, ya que la
Garnacha tiende a producir grados elevados que necesitan ser compensados por
una buena acidez. En bodega se interviene lo menos posible, despalillando cada
vez menos, haciendo fermentaciones suaves en barricas abiertas y pisando con
los pies, evitando el uso de bombas y remontados agresivos y cuidando en
especial la crianza en madera. Utilizando barricas grandes y fudres consiguiendo
una menor micro-oxidación del vino y esto es importante porque la Garnacha es
una variedad muy oxidativa. Aunque siempre han trabajado con la
Garnacha como variedad autóctona, sin embargo, no olvidan otras variedades que
demuestran la buena adaptación a sus vinos, en este caso la Syrah y un pequeño
aporte de Cabernet Sauvignon. Para el Corralón utilizan un 85% de garnacha, 10%
de syrah y 5% de cabernet. Viticultura en ecológico que permanece 7 meses en
barricas y fudres de roble francés de 500 y 3.000 litros. De bonito color
cereza, cierto ribete violáceo. Aroma a frutos rojos, fruta fresca, fresas y
frambuesas, floral de violetas, balsámico. En boca es fresco, frutoso,
equilibrado, fino amargor. Mucho placer por tan solo 9 €.
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