Este enólogo y viticultor burgalés ha sido el
impulsor de los vinos de calidad que jalonan la esencia de esta bodega desde
1997. Pura Ribera de Duero pero revisada, con unos vinos que siguen la estela
biodinámica y la búsqueda de una mayor naturalidad y facilidad de trago. Todo
el trabajo que se desarrolla en el viñedo se hace de manera artesanal y sin uso
de productos químicos o de síntesis para que los vinos sean lo más saludables
posibles. Se usan abonos orgánicos de origen animal y se controla la producción
de las cepas con pocos racimos para que la planta entregue una mayor calidad en
sus uvas. Selección esmeradísima de los frutos y no se añaden levaduras
exógenas. La crianza se realiza en barricas de roble francés con una pequeña
aportación de roble americano. Para éste, su vendimia seleccionada, utiliza
100% de tempranillo que permanece 16 meses en barricas de roble francés. De
color picota y ribete granate. Aroma a fruta negra, fruta madura, compota de
frutas, tostado, roble cremoso, fondo de vainilla y cacao. En boca es potente,
frutoso, equilibrado, taninos finos y con cierta complejidad pero de paso
aterciopelado. Un vino a caballo entre lo clásico y lo moderno. 93 Parker
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